MQ Zorrotzaurre contará con las primeras habitaciones inteligentes de la sanidad española
Con objeto de incrementar la satisfacción del paciente y contribuir de esta manera a su pronta recuperación, la Clínica IMQ Zorrotzaurre, el mayor centro sanitario privado de Euskadi, ha adaptado tres habitaciones de la zona de hospitalización como prueba piloto de un proyecto para posibilitar a los pacientes la interacción mediante la voz con diversos elementos de la habitación.
Las habitaciones inteligentes de la Clínica IMQ Zorrotzaurre son una combinación de inmótica (domótica adaptada a grandes inmuebles), neuroarquitectura y digitalización personalizada, que propician la interacción directa del paciente con la habitación al objeto de incrementar los niveles de confortabilidad, tranquilidad, entretenimiento y bienestar físico y emocional del paciente, a la vez que redunda en su seguridad clínica.
El proyecto se ha gestado y desplegado gracias a la colaboración conjunta entre el consorcio de empresas tecnológicas que han formado Tecnalia y Donomotics, y la propia clínica de IMQ, lo que ha permitido acercar los avances de la domótica al hospital, consiguiendo desarrollar un proyecto pionero y único en todo el Estado.
Para desarrollarlo se está realizando una prueba piloto en tres habitaciones de la sexta planta de la zona de hospitalización de la clínica a fin de que los pacientes puedan interactuar a través de la voz con los diversos sensores implantados en las mismas sin necesidad de moverse de la cama. El paciente puede, por ejemplo, encender y apagar las luces, escuchar su música favorita, estar al día de las noticias o conocer la temperatura de su habitación y de la calle, entre otras muchas utilidades. Para posibilitarlo, cuenta con comandos que, solo diciendo “buenas noches”, apagan las luces y la música. Se trata así de incrementar la satisfacción del paciente, su autonomía y contribuir a una estancia más agradable que facilita una pronta recuperación, resultando especialmente útil para pacientes que se encuentran solos o con movilidad reducida.
El despliegue de sensores en la habitación ha permitido, por otra parte, integrar sus funcionalidades con una app de Enfermería, que avisa cuando un paciente se ha caído (en la habitación o en el WC), si se ha dejado algún grifo abierto y cae agua al suelo (riesgo de inundación), si una ventana está abierta, si el paciente se encuentra solo o acompañado, y si está en la cama o en el baño; incluso, en función del tiempo que permanece sin movimiento, se han generado escalas temporales para prevenir úlceras por presión o saber si el paciente sale de la habitación.
Aunque todas las habitaciones de IMQ son exteriores, en las habitaciones inteligentes, se ha apostado, además, por la neuroarquitectura, incidiendo en los colores, la luminosidad…, acercando la naturaleza al paciente, impactando también así en su bienestar físico y emocional mediante paneles y vinilos.
Otra característica que integra la habitación inteligente es la digitalización personalizada. Gracias a la app que manejan el paciente o sus familiares, es también posible conocer en tiempo real, el nombre de todos los profesionales sanitarios que le están atendiendo, sean médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería o fisioterapeutas, dado que aunque las y los profesionales se presentan cada vez que entran en una habitación, en ocasiones los pacientes olvidan sus nombres o su especialidad.
Además, la app permite que se conozca en todo momento la medicación prescrita, los menús o dietas y otras cuestiones de interés, redundando con ello no solo en una mayor implicación del paciente y su familia en todo el proceso asistencial, sino también en la mejora de la información, la comunicación y la seguridad clínica.
El proyecto representa un gran avance en la humanización de las habitaciones hospitalarias, impactando muy positivamente, sobre todo, en el paciente “mayor” que esté solo o en personas con problemas de movilidad, ya que, además de ingresar en una habitación neuroarquitectónica, la “inmótica” le permite interactuar con ella de manera autónoma, adecuando a sus necesidades los cambios de luz, temperatura y otros, o propiciando un entretenimiento adaptado a sus intereses (música, noticias, arte, tertulias) con un impacto positivo en la reducción de la ansiedad que, a menudo, produce un ingreso hospitalario.
Si la prueba piloto resulta exitosa, la Clínica IMQ Zorrotzaurre contemplará la posibilidad de extender el sistema al resto de habitaciones.